viernes, 18 de mayo de 2012

INDEFENSIÓN APRENDIDA

INDEFENSIÓN APRENDIDA:
                “EL ELEFANTE ENCADENADO”

           

            El elefante encadenado” de Jorge Bucay




Seguramente muchos de los que leáis esta entrada, y si reflexionáis e intentáis buscar el sentido y todo lo que esconde la fábula detrás de sí misma, podréis descubrir algo que, seguramente, nunca os hayáis planteado, que puede ser que tengáis casos cerca (y no me refiero a tener un elefante encadenado, ni a sufrir lo mismo que el elefante), si no a la indefensión, la indefensión aprendida.
Y os preguntaréis… ¿qué?
Pues para ello, vayamos por partes.
            Antes de nada, marcar la importancia que tiene que, nosotros, como orientadores, tengamos presente este problema, muy común en la sociedad.

¿No os ha ocurrido en alguna ocasión, que, al querer realizar alguna actividad, algún movimiento en vuestra vida, se os ha frenado y, cuando hemos tenido la ocasión de volverla a realizar, no lo hemos intentado? O, otros casos, como el intentar solucionar un problema y, cuando se nos ha vuelto a situar frente a nosotros, no somos capaces de hacerle frente por el simple hecho de que, al haber fracasado una vez, interiorizamos esa incapacidad y nos cegamos, no volvemos a intentarlo, nos damos por vencidos.

Eso es lo que llamamos indefensión aprendida.

La mayoría de estos casos los podemos encontrar sin ir más allá de nuestro entorno inmediato: víctimas de maltrato (físico o psíquico), personas privadas de su libertad (prisioneros de guerra, reclusos), sujetos adictos a determinadas sustancias o hábitos, enfermos físicos y terminales, personas ancianas que cuestionan sus habilidades, sujetos que presentan trastornos alimenticios…

Hasta, por contextualizar en algo mucho más cercano, yo misma, y quizás os sintáis identificados, en situaciones de desamparo como es la  pérdida de un ser querido, rupturas sentimentales traumáticas, dificultad a la hora de acceder a determinados puestos de trabajo, rechazo social por parte de un grupo…

Y ahora, ¿no pensamos que estos casos podemos encontrárnoslos en nuestro gabinete, colegio, instituto…o aquél lugar donde vayamos a trabajar?

Todos estos casos, víctimas de indefensión, tienen en común que, tras sentirse impotentes ante situaciones que no han podido controlar, han visto como la frustración, la tristeza, el miedo, la pereza, y el desánimo se han apoderado de ellos, impidiéndoles responder de forma eficaz.


¿Qué se puede hacer al respecto?

Es más que evidente que se trata de situaciones muy diversas entre sí y originadas en contextos distintos, por lo que no podemos hablar de una fórmula mágica que nos permita tratar todas ellas. A pesar de esto, pienso que puede sanarse a través de:

- Fortalecimiento de la autoestima y mejora del autoconcepto: Una persona segura de sí misma que se percibe y se siente fuerte ante los demás es más difícil que caiga en este estado.

- Desarrollo del optimismo en detrimento de los posibles pensamientos negativos: uno de los rasgos más representativos de la indefensión son los pensamientos negativos del tipo “no puedo hacer nada”, “mis esfuerzos son inútiles”, “todo lo que haga no servirá para nada”, “no soy yo el que puede cambiar las cosas”… Por eso consideramos imprescindible potenciar la actitud basada en la premisa: “soy capaz de hacerlo”, “soy yo el dueño de mis acciones”…

- Consideración de alternativas ante una situación a priori incontrolable: se trata de enseñar a buscar distintas salidas frente a un obstáculo que parece imposible sortear.

- Distracción para no atender únicamente a la situación traumática o problemática: se debe evitar que el sujeto únicamente atienda a aquello que le causa ese estado de malestar.


Todo esto que acabamos de ver parte de una teoría y tiene un autor con nombre y apellidos: Martin E. P. Seligman

Seligman (1975) plasmó en su libro Indefensión una idea clara sobre lo que este concepto engloba: “La indefensión es el estado psicológico que se produce frecuentemente cuando los acontecimientos son incontrolables” (p. 27).
Es decir, que cuando un sujeto es sometido a determinadas situaciones de incontrolabilidad manifestará carencias en la adquisición de respuestas exitosas. Es un estado en el cual el individuo siente que actúe como actúe, sus movimientos no servirán para nada. En algunos casos, este estado de indefensión puede prolongarse a lo largo de toda la vida; provocando reacciones como: el miedo, la depresión, la ansiedad e impredecibilidad, el fracaso escolar, la tristeza, la inseguridad y la muerte psicosomática repetida, entre otras. Con el concepto de muerte psicosomática, Seligman se refiere a que un estado psicológico puede ser letal. Seligman (1975): “el estado psicológico de indefensión aumenta el riesgo de muerte” (p.237).




LIBROS RECOMENDADOS


Seligman, M. E. P. (1975). Indefensión: En la depresión, el desarrollo y la muerte. Bogotá: Debate, S. A.


Smith, E. R. y Mackie, D. M. (1995). Psicología Social. Nueva York: Editorial Médica Panamericana, S. A.


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